El Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges se caracteriza por tener en su haber 49 años de carrera. En todos estos años siempre ha pretendido tener las novedades más vigentes y candentes del panorama cinéfilo fantástico y de terror. Una de las apuestas de la última edición ha sido la presentación de la segunda parte del ya clásico found-footage
"The Blair witch project" (1999) de
Daniel Myrick y Eduardo Sánchez.
"Blair Witch",
de
Adam Wingard, fue presentada en competición como parte de la Sección Oficial Fantástica.
Un grupo de jóvenes se dirige a los bosques de Black Hills de Maryland. Su intención no es otra que encontrar a la hermana de James (
James Allen McCune) que desapareció hace veinte años en ese mismo lugar. Dentro del grupo, va Lisa (
Callie Hernández), la amiga cinéfila a quien se le ha confiado la tarea de registrarlo todo en vídeo. Además, han contactado con una pareja que vive cerca del lugar donde desapareció todo el grupo y que están interesados en la historia que relata los acontecimientos funestos de una mujer llamada Elly Kedward que fue allí sacrificada como bruja en 1785.
Saben llegar a la zona exacta donde encontraron una cinta original con material que prueba que Heather Donahue todavía vive y se toman la expedición como si se tratara de una excursión banal que se adentra en un denso bosque con el objetivo de buscar pistas de un juego de niños. No creen en la leyenda que se cuenta sobre la bruja del siglo XVIII y, de hecho, se burlan y mofan de los comentarios que los lugareños les explican.
Un “prohibido pasar de noche” que se lee en un cartel anuncia que las cosas no serán como en un principio creían. Llevan con ellos aparatos de última tecnología: un dron y cámaras de generación exclusivas, que hacen que parezca imposible que puedan perder en el inmenso bosque. El caso es que no sólo se pierden, sino que encuentran unos símbolos extraños de brujería que anunciarán la llegada de la bruja Blair.